Loxosceles reclusa
Su apariencia es impactante y su reputación le ha costado ser una de las arañas más temidas de Norteamérica a pesar de ser de comportamiento tímido. La araña parda reclusa o araña violín contiene un veneno que puede resultar peligroso para la salud humana.
Anatomía
No es una araña común; sus largas y delgadas patas son lo más visible de su anatomía, seguido de su bien definido cuerpo con sus particulares líneas oscuras que atraviesan su cefalotórax, algo que nos recuerda a un violín (de ahí proviene uno de sus nombres coloquiales, araña violín). Una mancha levemente más oscura también adorna parte de su abdomen.
Miden apenas entre 6 y 20 mm de longitud y cuentan solo con seis ojos.
En las fotografías aparentan ser arañas muy grandes pero miden apenas entre 6 y 20 mm de longitud y cuentan con seis ojos que están organizados en tres pares (díadas). Las patas carecen de pelos espinosos y el abdomen está cubierto por finos y cortos pelos.
La coloración no se presenta con un solo patrón; los tonos que muestran comúnmente son el marrón, crema, gris y negro.
Distribución y hábitat
Viven al sureste de los Estados Unidos de América pero se ha reportado su presencia en otras áreas que rodean su límite territorial común, como por ejemplo en estados del medio oeste o tan lejos como en Veracruz, México. Se dice que esto ocurre al transportar materiales vía terrestre o marítima.
Como otros tipos de arañas, la Loxosceles reclusa se mantiene en áreas ocultas y oscuras como debajo de maderas, piedras y troncos. Dentro del hogar pueden encontrarse en zapatos, cajones, armarios, garajes, ropa o cerca de fuentes de calor.
Alimentación
Se alimentan de grillos, cucarachas y otros insectos vivos de cuerpos blandos, aunque se ha comprobado que también se inclinan por insectos muertos.
Logran tolerar hasta seis meses sin probar comida.
Su telaraña es color blanca o gris con una textura muy pegajosa. Esta tela construida en sitios sin disturbios le sirve como refugio durante las horas del día, ya que durante la noche se encarga de deambular en busca de presas.
Tienen gran resistencia para vivir sin alimento, pues logran tolerar hasta seis meses sin probar comida.
Veneno
La mordida de una araña parda reclusa a un ser humano no es algo que debamos ignorar. Si bien podría parecer que se trata de una simple herida con un poco de dolor, los síntomas se vuelven muy intensos con el paso de las horas y ese pequeño orificio de la mordedura es muy probable que se convierta en una gran úlcera muy desagradable a la vista. La cara y las extremidades son los lugares con más frecuencia de ataques.
Un pequeño orificio de mordedura puede convertirse en una gran úlcera en caso de no atenderse.
Desde un escalofrío y náuseas hasta convulsiones e insuficiencia renal en el más grave de los casos, es el nivel de reacciones que una persona puede tener, siendo los niños los que presentan las peores consecuencias, algunas veces fatales.
Cabe mencionar que no son arañas agresivas que ataquen sin razón alguna. Lo hacen por sentirse amenazadas y acorraladas, acudiendo a la mordida como su única opción para mantenerse con vida y poder huir.
Reproducción
El período de reproducción se lleva a cabo principalmente entre mayo y julio. La hembra puede fabricar varios sacos de seda con varios huevos en su interior durante un período de ocho a doce semanas. Una vez que la esfera de huevos está formada, la eclosión se presenta en un mes o menos. Durante toda su vida la hembra llega a producir un máximo de 300 huevos.
Demoran hasta un año en llegar a la adultez y su expectativa de vida tiene un rango de uno a dos años.